Pobre de mi niña. Ella hace de tranquila siendo inmensamente inquieta. Ella mueve muros con un suave toque, y se preocupa por ser triste con la mejor de las sonrisas. Pero pobre de ella, rondando el parque tan tarde, Que horas son esas de andar?; Esta hablando sola?; No, ella puede verme, eso parece. Entonces, ¿porque esa expresión? Me esta ignorando.

Pobre de ella, escuchando voces, y respondiendo. Poniendo palabras que no estan en mi boca. Militando el reino de la noche con lagrimas en su rostro. Humillandome al hacerme tan ignorante de sus motivos. ¿Porque decora con locura la tristeza?

En ningun momento pudo mirarme fijamente a los ojos. Entonces pude entender. Pobre de mi, pobre por haber muerto, pobre por no poder tocarle. Pero pobre ella porque no esta llorando por mí, sino por el orgullo que la consume. El tiempo pasó, se fué, y aún la espero en el mismo banco, invisible ante los vivos.