8/5/09


El viento no está a su favor, el día le pesa por el calor, las nubes están sofocadas. Es un largo camino el de hoy, a casa. Camina con el pensamiento desmembrado, despechado, pensando en unas 7 cosas. Un montón de palabras recitando funerales, y el dulce aroma prohibido le dejan escapar al golpe de aquel día. Su boca inarticulada, muda, sensatamente oculta lo poco de calma que va gastando al fluir de los minutos. Las sonrisas sin motivos ya no son suficientes como para cualquier gamín. Un saludo que recibe por el camino no es basta para hacerle humano, y la confusión lo llevo a buscar respuestas donde no las hay.
Otro día llueve, y así va; descansando del calor, descansando de la alegría fingida, y del arte de conversar, encaminado a la dicotomía. Es una mañana deliciosa para cualquiera que se haya perdido en los caminos de la soledad alguna vez. Él es un masoquista fino: Allí esta ella, responsable de sus delirios, caminando hacia él, le toma de la mano, le habla; de un momento a otro se va el recuerdo, de un momento a otro se va el momento mismo.
Hoy ni llovía, ni hacía calor. Hoy las musas del cielo griego se pusieron de acuerdo para permitirle un momento agradable con ella.
Pero ya fue tarde, hubo quizá una sola vez donde no prefería estar encerrado en un cuarto chillando y lamiendo cucarachas… Pero al fin y al cabo llorar es de humanos.

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