16/4/10


Cada quien borda sus pensamientos en la manta que nunca se pone en nuestros epitafios. Y si algun dia hay alguien lo suficientemente desocupado como para preocuparse de ello, lo escribe y lo deja tirado en un blog perdido, que menos de 10 personas ven cada 10 años.
Llevo una vida entera, óigame bien, una vida entera que así como 3 años, puede que sean 30; pero en mi caso esa vida entera son meros o simples 18 años. Como les guste. Soy aparentemente complicado y muchas veces me gusta creer en la injusticia para explicarme como tanta gente vive apurada por vivir y reciben castigos y premios que "no merecen". Me ha costado casi 7 de esos 18 inventar una expresión digna de ser creída por los demás hipócritas para entrar a duras penas dentro del selecto grupo de "adaptados" en este lindo mundo. Me ha costado 9 formar una jaula de prepotencia que entre uno que otro talento borre la vista de tantos cadáveres clavados a una cruz de plástico. Me costo solo unas semanas volverme un mimo de la mediocridad para esconder a medias esa jaula. Pero solo me costo un día arruinar mi ilusión, para detenerme a mirar a los demás y compadecerme del poco amor que le tengo, o creo yo que le tenía, a todo aquello de lo que me creo dueño. Los espejos ya no reflejan ninguno de mis gestos. Mis preocupaciones no me dan para detener las lágrimas que les robe de la vida a otros. Si bien he llegado a detestar, habrá sido porque el amor no me alcanzo para tanto tiempo; y me tocó llenar ese espacio con la solidaridad que llevo en la manga: El as de los desesperanzados.
Me tocó crecer con la conciencia de lo que en realidad puede traer comprender los porqués y puntos de vista de uno que otro sujeto inmerso en la vida social que compone cada calle de esta ciudad. Pero para nada me quejo. Como seña de gratitud a la ironía, por fin puedo derramar tristeza sin pasar cartas de cobro a la incertidumbre.

8/4/10

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Quería olvidarme de los placeres que había en la soledad encriptada de mis letras, pero aun sigues siendo el deposito de mis secretos, como yo solamente los pueda ver. Ya no eres la melodia apartada en el frio atico; y te has convertido en el instrumento en mis manos, que me recuerda por nada mas que mis propias ganas cada momento que tuve sin conocer la nostalgia