21/3/10

Hechizo


Suelo deslizar mis dedos con cautela en una cintura peligrosa, que hasta ahora no es nada diferente de los pensamientos puros de un niño pequeño que le teme al agua la primera vez que va al mar. Mitos tal-vez. Reproduciendo un cortometraje que alaba mis intenciones desligadas de la voluntad que estoy ganando cada día. Intentando esclarecer aguas oscuras donde antes iban a pescar el querer y había una rosa ya marchita entre tanta porquería. Después de tanto, solo queda sentarse a sentir placer. Suelo decir que estoy preparado para cada uno de los escenarios que en juegos se convierten cuando se trata de ella. Pero sé que no es así. Trato tan solo de aplicar esa lógica extraña que jura que de mil mentiras sale una verdad. Como ninguna ley que haya dispuesto el sentido popular llena las expectativas de todos, yo llevo mil y una mentiras, y esta, la penúltima; es la que me ha dado el beso de Judas antes de tiempo, alegrándome no de los funerales de un amigo en el espejo de mis sueños, sino de saber lo que se dice verdad y lo que no. Quiero afanadamente recuperar esos miedos que me permitan dudar el deambular de noche bajo la lluvia solo, para romper otro esquema mas. En la otra esquina me esperan el tiempo y sus hijos para darme el premio: morfina para lo que quede de mi espíritu. Pero antes de perder el rastro de mis pasos, les pedí un deseo. Y me dieron algo de distancia en la calle que caminaba, para verla aún mas, para aferrarme y convertir mis caricias en violentos agarres, y creer que la podía llevar conmigo a mis sueños sin pagar el precio del dolor.