16/9/09

II : Confesiones

Ya no tendrán un porqué para huirle más y más al centro del río, evadiendo los opuestos que se formaron en un anaquel de tonterías sin causa. El plan de acabarse los recuerdos en un día no es su mejor idea de las de este ultimo año. Es un suicidio mas que otra cosa. Es una cirrosis constante, y de las peores. De esas en las que el dolor físico no te distrae del otro. Siento pena por el hombre ya. Noche y noche en música, y una copa y otra burlándose de sus pretenciones. El rojo del vino ya se apalidece frente al color de sus lágrimas. Pero me gusta salir al balcón a escuchar el piano, porque es tambien relajante su dolor. Esa dulce melodía que me lleva a acompañarle en oído desde el balcón de seguro no le mueve ya el corazón. Ese, que recuerdo ahora como una caja polvorienta, se lo llevaron amarrado. Fué la misma mujer de mirada traicionera, la misma. A la que el hacía mención en sus ebrios y suaves movimientos en las teclas.
Ya no se escucha el instrumento vagar en las salas gigantescas de la mansión del bosque. El funeral de ramiro Arciniegas ha consumado hasta el recuerdo secuencial de la melodía que siempre tocaba en las ultimas noches. Mi hija aún conserva esa foto, donde los dos eran felices. Y si algún día vuelve, que de seguro lo hace, lo seguiran siendo. Pero con la muerte pasa lo mismo que con el diablo, son los malos pensamientos los que nublan la esperanza de desafiar a lo que todos se están resignando

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