12/10/08

CoGiTo


¿Cuántas veces hemos luchado? y cuantas hemos sentido un vacio dentro? será que alguno de los entusiasmados esfuerzos que se hacen a menudo por una meta valen algo cuando a al final te decepcionas? Se te caen las ganas, se van las fuerzas; y no pueden faltar el llanto del alma y la cosecha de una apatía por sentirnos sin valor...

Y a pesar del sentimiento que quebranta el valor para seguir adelante, prevalece la esperanza, pero también prevalece la desesperación; la confusión...

Cuántas veces hemos ido en fuerza con el legado de amar? cuantas vamos en retroceso cuando descubrimos que el amor solo existe hacia la idea del amor, y que hay además desesperación por ser amados como queremos, por sentir algo. Muy pocos nos damos cuenta de cómo nos enfrascamos y buscamos respirar libremente...

Cuantas veces somos presa del error? poco queremos aceptar que el error tiene igual tanto la causa como el blanco al cual afecta: nosotros; y es curioso que no podamos evitarlo, porque en este caso caminamos en un muelle con tablas carcomidas y podridas por el tiempo y los recuerdos, donde en cualquier momento podemos caer y ahogarnos en un mar de oscuridad...
Tenemos una tendencia a la banalidad, tenemos una dicotomía eterna en nuestros seres, tenemos diversas ideas de los conceptos... Cuánto hemos pecado al no tener un acuerdo para definir nuestros sentimientos? quizá después hayan muerto, y seremos prisioneros también de las noches solemnes ...

Pues; nos desvelan las ideas; nos importan los significados; nos preocupa la incertidumbre ante la cual está la humanidad... y no es por más que porque somos humanos.

Cuantas veces nos hemos sentido solos y con la carga del odio cegándote para perder el momento en que aquella persona tan especial te da un te quiero?
Cuántas veces hemos sido presa de la ilusión en el camino, de la ilusión en el corazón?
Entonces prevalece aquella apatía:

Apatía porque de alguna forma nos asecha la idea de perdición, de equivocación, nos asecha el miedo a ganar experiencia; nos asecha el miedo a la decisión...
Apatía porque a veces es tarde para cuando queremos pasar por aquel momento, tarde para decir cosas o actuar... porque te has perdido en el egocentrismo de buscar placer pasajero y nunca notas el eterno.
Apatía porque nos podemos sentir abandonados por Dios, quien a menudo nos envía neblina para satisfacer el gusto ciego de querer perderse de la realidad; quien se ríe a carcajadas cuando creemos hacer lo correcto...
Apatía porque es difícil encontrar a quien aprecie nuestros talentos, pero es fácil encontrar a quien se burle de nuestros fracasos...
Muchos se lamentan de ser víctimas del mundo; pero muy pocos creemos saber porque lo somos, y luchamos por buscar una solución razonable mientras el reloj dicta la cruel sentencia de un minuto mas...

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