14/10/08

Antaño

Hoy me desperté con esa sensación desconcertante. La mañana lluviosa que levanta el espiritu. La taza reconfortante de cafe. El horizonte limpio en la suciedad de los muchos edificios; y el cielo estremecido en su gris.
Por mas insignificante que sea, el frio en la espalda es siempre señal del orgullo ante el miedo de la incertidumbre. Y es a lo que voy, caminando en el aire humedo, frio de esta mañana; a encontrarme conmigo en las nubes y los arboles danzando y cantando junto con la brisa, siguiendo el compas de la soledad, pero la soledad mia.
Vienen a mi mente los sonidos mas frecuentes de un pueblo perdido, y de la melodiosa voz de las letras que soplan de las aventuras en las que he estado.
Me encuentro en el camino con aquella mirada del soldado ensimismado, y la queja de una gloria que sabe a mierda...
Revolotean mariposas amarillas, resuena el agua del mar por las canoas dentro del silencio, y me placen las palabras de un amigo entre las calles de cartagena.

Pero todo eso se va en cuanto vuelvo a ver un salon, cuatro paredes llenas de gente, llamado mundo; y que gime de dolor por la ausencia de gusto con que se comtempla, por la falta de animo que inspira esta lluvia, esta mañana, una mañana para mi del ayer...

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